HABLEMOS DE LOS PARAÍSOS FISCALES

Se le considera “paraíso fiscal” a un estado, país o territorio cuyas políticas económicas y tributarias están encaminadas a generar un aumento en torno a la inversión extranjera, mediante incentivos fiscales y una legislación muy flexible, casi nula, en comparación a otras naciones.

Estos regímenes funcionan como refugios tributarios que facilitan los movimientos financieros de los sujetos y empresas que no son residentes en su país. De esa manera, siendo una propuesta muy ventajosa, distintas personas y sociedades establecen su domicilio fiscal en las mencionadas naciones, beneficiándose de determinadas posibilidades fiscales de las que no podrían disfrutar en su país de origen.

Como ya habíamos mencionado anteriormente, un paraíso fiscal se comprende en un territorio cuyas regulaciones tributarias son absolutamente blandas y útiles para quienes no residan completamente allí.

Una de las principales características de los paraísos fiscales es que tienen una “baja imposición”, esto quiere decir que el aporte al impuesto a la renta es mucho menor en comparación a otros países.

Además, un territorio considerado como paraíso fiscal tiene estabilidad económica y seguridad jurídica para las personas que tienen empresas o compañías internacionales en estos territorios, en consecuencia, resulta útil para resguardar el capital. Entonces, como resultado, las inversiones de estas empresas conllevan a que estos países mejoren su situación económica.

Una empresa que busca conseguir la optimización de sus recursos puede pensar en invertir en industrias internacionales mediante una pertinente y adecuada asesoría legal, contable y financiera, con el fin de dar a conocer el negocio nacional al mercado extranjero.

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